jueves, 19 de noviembre de 2009

Celina Garay


Celina Garay (Córdoba, 1963). Es Licenciada y Maestra en Letras por la UBA. Ha publicado los libros de poesía La cereza de Afrodita (libro de artista realizado por Raúl Flores, 1995), Excelente Velada/Fine Evening (Ed. Alfa, bilingüe, 1996), Piedra Alta (Alción editora, 2002) e Islas (Alción editora, 2003), y también los libros de ensayo Sobre la equivocación (Ed. Alfa, 1996) y Mitografías del cuerpo (Ed. Ingenio Papelero, 2006).





LA RUEDA GIRATORIA DE EIFFEL


Un fondo marino es hermoso la primera
vez cuando se lo descubre; pero, como todas
las cosas lo mejor viene después cuando uno lo
va conociendo, palmo a palmo.


I. Calvino. Peces grandes, peces pequeños.


En saltar estas llamas
Nuestro placer se ejercita.
Giran sobre el catastro
De los desposeídos.
Lo que a cada uno le toca
Es duro mineral mediterráneo,
Un silbido de ibis rojas,
Una mirada desde el cielo,
Manos entrelazadas en la sonora
Oscuridad del bosque
Bajo el sombrero mágico
Luz y luz, labios
Y labios
Dóciles médanos
Al viento,
Rosada miel de las palmeras.
Un silbido triste y grave
Que da pavor e ilumina,
El relámpago, eje y guía.
Acaso prescindible
La moneda,
Siempre cara
Siempre ceca.
Escribes, sé, lo que acaso
Pudiera escribir, modulaciones
Del país de los sueños
O versos a tu vecino.
Una fundación inscripta
Alrededor del ombú,
Peplo y sombra
Tu nombre, tierna
Confidencia,
Caracol y gema.


***

Los círculos del águila
Sobre nuestros ojos,
El movimiento de los planetas y de la brújula,
La geometría de los seres
Con las palmas hacia el fuego
Un día
La tormenta yergue al delta,
Da vueltas esta casa
Fanática en busca del ídolo.
Hay un instante en que moja.
Abstracto, concreto.
En la soledad sorprende el chapoteo
A los pescadores.
Y clava la rueda.
Tu cuerpo gira,
Fiesta de los sentidos.
Ni la máquina del tiempo,
Ni el sol del desierto
Y el avatar de las huellas.
Fuerza, debilidad.
Nada
Cuando te pienso
Y tu cuerpo me posee.
Ciertos peligros y vicisitudes
Que acechan.
Las termitas devoran la puerta,
Las pacíficas babosas, polillas dejaron
Agujeros en el saco.
Animales sueltos.
Nada más
Que nuestro diálogo en la noche.
Dormidas entre las sábanas,
Bailarinas y dueñas.


***

Hades del tu.
Infierno del tu.
Averno del tu.
Se quemaron mis caricias
Con tus lenguas de fuego
Y lo que era un juego se convirtió
En un baño de silencio.
¿Qué es el placer, el amor, el erotismo
En tu cuerpo negado?
Avara y miedosa como un anciano
A la salida del banco,
Tal vez encandilada por un sol eterno.
No estamos preparados para lo que nos toca vivir.
Vivimos de todos modos, como podemos, lo sé.
Por eso, no me siento culpable de haberte deseado
Transformada en una fiera hambrienta.
Candor.
Consuelo del trance
Que me hizo revolver
Las entrañas del aire
En busca de tu incienso.
Los colmillos graban
El gesto de las comisuras
En la roca colorada,
Es la cueva.
Deseo que fortalece
Saborea
Se desliza
La vertiente
Entre las gigantes y resbaladizas
Laderas.


***

Tu cuerpo, mi refugio.
El camino de quien
Un domingo dijo
Que era un monstruo.
La última fiesta que pasamos juntas.
Una hormiga que camina hacia el laurel.
Tu cuerpo circular
De donde beben los pájaros del campo.
Un libro de poemas que habla de los nacimientos,
De las fecundaciones,
De lo que una más quiere
Pero también de lo que se deja, con voluntad.
Destino no quebrado por la brisa.
Lo que una más quiere...
Tu cuerpo sabor a chocolate.
Son árboles que sonríen.
Senderos que brillan.
Te elijo. Estás dentro mío.
Son las certezas, las convenciones derribadas
Con miedo, con ardor, con dulzura.
Todo esto sucede en un día.
Tu cuerpo, un mundo.
Sin saber que hay un antes y un después
Pero disfrutando de la felicidad.
Nuestros cuerpos, seda entre las olas,
Alegría de la infancia recobrada.
El destino está en tus manos.
Memoria y amanecer.
El aroma de los eucaliptos
Se escapa de las hojas plateadas que envuelven
Al Atlántico.
Intuyo en la aventura de dos vidas
Cierta plenitud.

 
 
del libro inédito LA RUEDA GIRATORIA DE EIFFEL

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