jueves, 19 de noviembre de 2009

Miguel Ildelfonso


Miguel Ildefonso (Lima, 1970). Estudió Literatura en la Universidad Católica del Perú e hizo una Maestría en Creative Writing en la Universidad de El Paso, Texas. En poesía ha publicado Vestigios (Ed. Gonzalo Pastor, 1999), Canciones de un bar en la frontera (Ed. El Santo Oficio, 2001), Las ciudades fantasmas (Ed. Copé, 2002), M.D.I.H (Ed. Zignos, 2004), Heautontimoroumenos (Ed. Jakembo, 2005) y Los Desmoronamientos Sinfónicos (Ed. Hipocampos, 2008). En narrativa, El Príncipe (Ed. Sarita Cartonera, 2004), El Paso (Ed. Estruendomudo, 2005) y Hotel Lima (Ed. Mesa redonda, 2006). Dirigió la revista virtual El Malhechor Exhausto. Codirigió la revista de literatura Pelícano.





CRUZ Y FICCIÓN


Cristo medía 1 mt. y 64 ctms. Y caminaba
por el Centro de Lima
eran las 3: 30 de la tarde — siempre eran
las 3: 30 de la tarde
Y él caminaba descalzo por Camaná
veredas quemadas por el sol
su piel ardía y era un extraño color para la temporada
pálido como colmillo de elefante
Cristo vivía como nosotros
del paso del aire del tabaco
de una canción en la rockola
dormía en la Plaza Francia
Y ahora cuando ya tengo su edad y me enfrento
todos los días contra la ceguera
creo verlo todavía sobre cartones durmiendo
con los ojos abiertos
Cristo tomaba aguardiente
era huraño y cuando hablaba
hablaba solo quizá porque los romanos ya no usaban
escudos ni sandalias
Y el emperador no era de Occidente
Y nadie quería escucharlo
Y nadie quería creer
Y nadie era nadie nadie para lanzar la primera piedra

Cristo nunca escribió nada
fueron sus apóstoles los que me dijeron
que él era Cristo
pero yo nunca vi a ningún apóstol
Judas tal vez era el bodeguero
Pedro quizás vestido de verde caminaba también por el Centro

las cosas no parecen ser las mismas para nosotros
Y no porque era enero
Y yo estaba por cumplir los cinco años
a esta edad tengo más preguntas
Y las pocas respuestas que poseo son mías:
Cristo medía 1 mt. y 64 ctms.
la cruz es Lima los judíos trabajan en los ministerios

el Emperador está en Palacio
preparando su discurso...
Y Magdalena? está en Magdalena?
(ella volvió al oficio y ahora es una próspera regente)

Cristo usaba barba
era flaco como John Lennon
Y jamás entraba a las iglesias
no sé si porque tenía vergüenza de su pobreza
de su mugre o porque no lo dejaban entrar
o simplemente porque la calle era su casa
un día lo vi comiendo de la basura
Y nunca más lo vi



de CANCIONES DE UN BAR EN LA FRONTERA (2001)





EL EXTRAÑO CAMINO DE LA POESÍA DE ABEL


Si la poesía dijera algo
quiero entonces que diga:
“o reche modo to edire de za tau dari do pradera coco”,
que en español peruano dice algo así como:
“oh saudade un viento azul se lleva nuestras angustias”.

Si la Poesía hablara, yo sabría hacia dónde va este poema.
Sé que hay ríos, ciudades, Heráclitos y Dantes
por donde Uno pasa a veces como un extraño.
También edificios, de El Porvenir, por ejemplo,
por donde se pasa obligatoriamente todas las tardes,
colgado de una corbata o de los audífonos,
como un albatros sucio
mismo el extraño de pelo largo.
Si la Poesía comunicara sería un puente.
Por eso existen puentes en mi ciudad natal:
Santa Rosa, sobre el río Rímac, donde el Infinito
es un despliegue de colores o un cuadro de Humareda
que sale del hambre de los que lo habitan.
Puente México, sobre la Vía Expresa,
donde el Infinito nada en la neblina que vuela
entre edificios inertes
y un polvo gastado que no sabe adónde ir como el Amor.
Puente Quiñones (el más nuevo), sobre la Av. Javier Prado,
donde el Infinito se pasea como un satélite espía
leyendo todo tipo de anuncios luminosos de la Modernidad.
Por todos esos puentes el alma, el corazón, el sexo,
todo se pasea como un extraño animal que ha escapado de su jaula.
Entre Ayacucho y Andahuaylas,
pueblos andinos del Perú (perdonen la tristeza), hay precipicios
donde hasta la Vida misma pasa como algo extraño,
y las vísceras y las uñas y el carro en que se viaja
pertenecen a una nueva Metafísica.

Si la Poesía fuese como una mujer (como decía Bécquer)
y estuviera callada (como le gustaba a Neruda)
no dejaría de ser Poesía, los Románticos me aplaudirían,
me dirían que la siga hasta el final, sí,
porque ella de cualquier forma es la luz del mundo.

 
 
de LAS CIUDADES FANTASMAS (2002)

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